martes, noviembre 23, 2004

La busqueda.

Cielo rojo, suelo mojado, visión borrosa, sueños tronchados, vida borrascosa, aire contaminado, personajes impúdicos.

Embriagado de dudas recorriendo una ruta desconocida.
El cierzo golpea mi cara, y da un tono bemol a mí recorrido en vez de subir mi ánimo.
Desayuno rayos de sol que queman todo mi cuerpo haciendo hervir mi sangre, sangre que simboliza vida, vida que no se dirigir.

Indómito esta lo que llevo dentro.
La vehemencia precoz llega a mi estado de ánimo y rompe la calma que existía entre el ecosistema y yo.

Almuerzo una sombra debajo de un árbol viejo y deteriorado. Sigo la búsqueda, meriendo una sórdida brisa del oeste, y llega la espeluznante noche a cubrir la búsqueda con su manto. Ceno luz de luna y polvo de estrellas, a ver si mi desvarió se ilumina.

He sentido como el mundo ha pasado por encima de nosotros, en vez de nosotros pasar por encima de el.

Encabece una búsqueda tratando de encontrar que buscamos en el mundo y solo encontré… Nada!...

Nos enfrascamos en búsquedas personales sin tan siquiera saber que buscamos en realidad; por eso pare mi búsqueda personal y vivo mi desvarió como una gran y buena fantasía personal.

Oriaj.