Volviendo a casa.

Un paso más en la oscuridad de mi destino.
Larga vista en una calle que se pierde;
y que muestra la silueta del camino.
Es paz y guerra.
Una selva, hambrienta de mí en su necesidad.
Impredecible y silenciosa.
Llena de sorpresas.
Donde la maldad frecuenta soledades.

En el trayecto de la mirada
solo un viejo, beodo,
y su perro, descansan tirados
en la fría noche oscura.
Paso a paso, lentamente a su vera aproximare
y en mi descuido al reflejo de los años,
o a otro triste final.

Pero justamente y ahora, debo volver,
entre edificios, urbanidad y el grito de grillos,
a mi propio destino.
En tanto agudizare los sentidos y el discernimiento,
marcando otra experiencia más
al libro del pasar de mis días
en las madrugadas.

Y, en silencio amenazante
seguiré el camino; mi camino,
y daré un paso más al asfalto;
un paso que marcara el tiempo
que me estrécheserá más y más
a la tranquilidad, de casa.

Juan K.