A 3,500 kilómetros.
Estoy en la isla,
desde el arrecife
solo puedo pensar en ti,
verte en el reflejo del cielo
y en la lejanía del mar,
esperarte.
Piedras, olas, viento
marea subiendo
mi deseo
y el recuerdo
lo único que tengo.
Una lágrima y
un te extraño
no bastan
para las olas
y el viento.
Y solo sigo y quedo.
Ya no remplaza más el sol
el calor de tu cuerpo,
y dan su bienvenida las estrellas
riéndose de mi con la noche,
después de vocear a mil voces
tu nombre en el fondo de la botella.
Y aun solo sigo y quedo.
desde el arrecife
solo puedo pensar en ti,
verte en el reflejo del cielo
y en la lejanía del mar,
esperarte.
Piedras, olas, viento
marea subiendo
mi deseo
y el recuerdo
lo único que tengo.
Una lágrima y
un te extraño
no bastan
para las olas
y el viento.
Y solo sigo y quedo.
Ya no remplaza más el sol
el calor de tu cuerpo,
y dan su bienvenida las estrellas
riéndose de mi con la noche,
después de vocear a mil voces
tu nombre en el fondo de la botella.
Y aun solo sigo y quedo.
Juan Carlos Jáquez.
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