martes, enero 11, 2005

A 3,500 kilómetros.

Estoy en la isla,
desde el arrecife
solo puedo pensar en ti,
verte en el reflejo del cielo
y en la lejanía del mar,
esperarte.

Piedras, olas, viento
marea subiendo
mi deseo
y el recuerdo
lo único que tengo.

Una lágrima y
un te extraño
no bastan
para las olas
y el viento.
Y solo sigo y quedo.

Ya no remplaza más el sol
el calor de tu cuerpo,
y dan su bienvenida las estrellas
riéndose de mi con la noche,
después de vocear a mil voces
tu nombre en el fondo de la botella.
Y aun solo sigo y quedo.

Juan Carlos Jáquez.