viernes, diciembre 17, 2004

Completo incompleto.

Sigo pensando en cosas que pudieron haber pasado y no pasaron.
Mi inexperiencia me cohibe de lograr lo anhelado que desprecio.

A diario me vivo preguntando hasta cuando podré seguir inspirándome en mi propia desgracia mental.

Me enfrento a mi propio yo, no pudiendo vencerlo porque el conoce mis debilidades.

Cada movimiento es controlado y medido protectoramente para mi desgracia propia.

Oigo voces de mi yo bi-mental pensante unido, y sin embargo no afronto mi razón de ser.

Mi dulce amargura es el saber quien soy sin tener ni ideas de quien puedo ser por lo que fui.

Mi precozismo me agobia por lo lento que soy.

Estoy jugando en un juego en la cual las barajas de mi pensamiento las tiro haciendo cosas positivas que me pueden perjudicar, y lo mas contradictorio si no la juego mi Apocalipsis se hace mas prematuro.
Jugar sin carta bajo la manga es mi desgracia; refiriéndome a mi ente pensante, es decir, mi propia desgracia.

A diario pienso: “Quisiera sentir mi perdición en la salvación de otros”, no sabiendo que mi propia salvación no la puedo reflejar en otros si no en mi mismo. Lo duro del caso es que lo sé y no lo pongo a prueba por que no se por donde comenzar, hay algo en mi que me perturba “Miedo, pensamiento egoísta personal, mis acciones intactas o mi capacidad de cambiar las cosas a mi manera para joderme ...”. Coño!.

Tener que tragarme mi propia mermelada de ajenjo es doloroso, pero mas cuando uno mismo se obliga.

Que malo es no saber por donde empezar, sabiendo claramente donde voy a terminar.

Me ahogo en mi propia saliva sin tener mi propia salvavida.

Mi esperanza es recapacitar dándome mi propio veneno que me salvará y poder reconocer a gran voz: “Soy un completo incompleto”.

Apollion.